Como todo transeúnte, peatón, animal o cualquier otro epíteto que aparezca...
me dirigía a mi lugar de esclavitud reducida a 8 horas con mísera paga,
denominada comúnmente trabajo, me “monto” en un transporte público,
concho, o musicalmente “biónico”( este último gracias a Toque Profundo), y
no pasa de desapercibido el
truño colectivo de los choferes.
Está de boca en boca, que el
Metro de Santo Domingo, estará en
vigencia “asegún” el gobierno y anuncios publicitarios, de poca creatividad
(Saludos a
Metrico, la mascota del “Metro”), a finales de este mes (enero) o
a finales del próximo (duh… febrero), y el
truño urbano salió a flote.
Todos los choferes de concho, se entruñen con los “clientes”, con la seguridad
de que van a desaparecer por siempre, y el metro se los comerá vivo.
“Concho" en que me monto, truño con que me encuentro.
Entre risas, truños, imprecaciones, discusiones, los choferes se “quillan”,
por la mísera de pasaje que cobran por el servicio brindado, que
es de RD$13.00, no dejan montar a nadie por menos, pero si le das RD$15,
ellos SI pueden NO tener menudo, y te tumban la devuelta (reverencia a
Tony Almont); siendo la raíz del quille, que el metro cobrará RD$25.00 de
una parada a otra, y ellos quedarán “fuera del negocio”.
Dios nos ampare y que aquí no se arme un corre y agáchate,
hombres por los aires, y patadas voladoras.
