No es nada fuera de lo común ver por las calles de nuestra ciudad personas fuera de tino, mal del coco y/o locos, como son conocidos popularmente, causando estragos, o simplemente viviendo su vida loca.
Pero si es chocante ver estas personas en una “urbanización” que se supone está vigilada por autoridades pertinentes y ciudadanos conscientes, sin dejar de mencionar los niños que juegan es las calles con la perspicacia de un ángel celeste.
Estas personas con problemas tanto de salud, como mentales, necesitan ser establecidas es una institución que les asegure una mejor vida (sin tener que mudarnos al paraíso perdido, ni a la tierra prometida), lamentablemente en este país democrático, monocromático, automático, emblemático, reumático… no contamos con un “lugar de ayuda” a los menos agraciados mentalmente.
Toco este tema, porque en una urbanización muy conocida de Santo domingo Norte, transita por las calles, una señora de unos 35 años de edad, de piel negra, pelo corto, con una estatura aprox. De 5’5”, parece ser mansa (todavía no la he visto en ningún acto vandálico), solo que expone sus prendas íntimas ante todos. Niños, adultos, o cualquier otro ser vivo alrededor, adolece de este triste espectáculo público.
Esta señora es un ser humano, aunque la “suciedad” no la considere como tal; necesita ayuda profesional, o humana, al igual que muchas otras personas, como envejecientes, niños y animales (como perros “viralatas “y caballos maltratados).
No debemos cegarnos ante el maltrato, empecemos con una manito, luego seremos puños que arrojen esperanza.
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