viernes, 14 de agosto de 2009

Quehaceres policiacos, parte I


El pasado jueves 13, camino a mi hogar, precisamente en frente de la estación del metro Generalísimo Gregorio Luperón, antes de cruzar el Puente de Villa Mella, ocurrió un fatídico accidente de tránsito donde un joven resultó muerto.
Como siempre ocurre, se armó un taponazo, los curiosos de las casas de los alrededores salieron “a ver el espectáculo”, tomando fotos con los celulares, encaramándose a un puente peatonal en construcción (arriesgando sus vidas), sacando sus propias conclusiones, en fin, estaban haciendo de todo, menos tratar de salvar a la persona que quedó atrapada en los hierros del vehículo, aunque ya no había posibilidad alguna de que haya sobrevivido.

No nos resultó extraño ver que no había ninguna señal de vida de algún ser uniformado y con pistola, llamado vulgarmente policía, así que procedimos a seguir nuestra marcha, ya que un poquito más adelante siempre hay de estos seres, parando a todo motorista y vehículo que les pase por el lado, para buscarse la cena de la noche.
Nos sorprendió la gran cantidad de “seres” que se encontraban allí,sin hacer nada, nadita relevante, además había yipetas y motores policíacos.
Viendo esta situación, nos tiramos a la derecha y le infomamos a un señor uniformado lo que había ocurrido, éste nos contestó, con cara de “a mí que me importa”, y gesto de “queseyo”: - Ejem, eh, sí, sí, ya avisamos –

Nos quedamos con cara de ¡duh!, y con la incógnita de ¿Por qué diablos no había uno de estos seres uniformados en el lugar del accidente, aunque sea para poner el orden, mientras el occiso se desangraba?

Ya saben mis queridos ociosos, que no nos ocurra un accidente en una de las calles de Santo Domingo, hasta ese día llegamos. Amén.

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