sábado, 15 de agosto de 2009

Bella alegoría


Siento que la luna me quema, me queman tus reflejos, tu luz equívoca, falsa.
Desearía esconderme bajo los labios del sol, usar una sombrilla de penumbras, confundir los días con los años, descucbrir las piezas de mi rompecabezas, y recoger del mar los pedacitos de cráneo que esta noche no adornan mi sombrero.


Mis alas ya no me sirven para nadar, mis branquias no me ayudan en el mundo superficial, en mi diccionario no encuentro razones para seguir oxigenando, echar raíces en una tierra que no me corresponde, envenenarme con aquellos rayitos de luna, que salen de día, y queman de noche.


Esperar encontrarte en versos perdidos, escuchar ese estruendo de indiferencia que cicatriza mi sangriento corazón en la dinámica de explosiones burbujeantes de soda, no es necesario agitar para consumir, solo es necesario no sentir, hibernar, deshacernos de nosotros, de la materia, y ascender a la no materia, por encima de las nubes, y el marino azul.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya se ha perdido todo.
Ni las esperanzas invisibles. Nada.