martes, 27 de octubre de 2009

Maldita geografía

Tan lejos, tan cerca, sin entender el por qué, sin comprender el oráculo que me prometió encontraría el responsable, que había estado ausente e invisible en mi poesía prohibida, anónima e infalible que no encontraba mapa, un tesoro sin piratas.

Lágrimas que desnudan mi rostro, bajan por el tobogán de mis mejillas, lentamente, haciendo mayor el dolor, esperando una a la otra, la otra que no tarda en llegar; desearía no tener ojos, y llorar por mi piel, sudar lágrimas de pasión, de sentir…

Extrañando lo que no he tenido, pero si lo que he anhelado… una utopía real de la Patagonia, y la Tierra del Fuego.

La geografía no existe, tampoco las fronteras, abajo estos delirios de grandeza de algún Atlas barato, de diarios de motocicleta y andanzas de naranjas mecánicas en libros de 600 páginas, que no existen en los cardinales, solo en la imaginación de soñadores empedernidos, andantes, perdidos, que esperan que el viento los lleve a la tierra del yo no sé, donde les espera lo inesperado.

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